Un sueño compartido por muchos aficionados es el contar con un center con fuerte presencia en la pintura, condición que no cumplen los que en los últimos tiempos han asumido la mayor parte de esa función: Mark Blount y Raef Lafrentz. Tampoco parece por el momento que el hecho de contar con Perkins suponga una garantía para mejorar en ese apartado. Sin embargo, a diferencia de los dos anteriores, Perkins no cuenta con un contrato enorme en tiempo y volumen. Blount y Lafrentz, además de tener largos contratos, abarcan costosos contratos que tardarán varios años en agotarse. Es por eso que la mayor parte de los aficionados piensan menos en lo que nos pueden aportar que en la forma de hacerlos salir del equipo.
Lafrentz y Blount han presentado grandes contrastes en sus aportaciones en las dos últimas temporadas, tanto entre ellos como entre una y otra. Lafrentz fue la pieza principal del primer traspaso de Antoine Walker, quien junto a Tony Delk, aterrizó en Dallas a cambio de Raef, Jiri Welsh y una primera ronda de draft para 2005. Su propensión a las lesiones le tuvo fuera de juego casi toda la temporada anterior, mientras que en esta última ha presentado un nivel de rendimiento medio, que ha retrocedido aun más durante los playoffs, haciendo ciertamente injustificables los 10 millones que cobra anualmente. En el caso de Blount, la lesión de Lafrentz y el buyout de Vin Baker, así como la bisoñez de Perkins, le facilitaron la titularidad, donde tuvo un rendimiento excepcional respecto al resto de su carrera. Ese alto rendimiento, sin suponer un gran dominio bajo los palos, pero eficaz en la anotación y en el rebote, le permitió acceder a un contrato de seis años con Boston, que en el proximo año se situará alrededor de los 6 millones. Sin embargo, su escasa adaptación al nuevo modelo de juego, su escasa actitud y su calidad realidad le han hecho perder peso específico durante la última temporada, hasta el punto que prácticamente no disputó minutos durante los playoffs. Esa evolución ha causado una fuerte indignación entre los aficionados bostonianos y un gran deseo de que abandone el barco.
Sin embargo, la salida de estos jugadores presenta dos problemas serios. El primero, que no se dispone de otro jugador que asegure un rendimiento aceptable en esa posición: Perkins no ha progresado significativamente durante los dos últimos años y Al Jefferson no es el jugador adecuador para jugar en la posición de center. El segundo es que el bajo rendimiento de estos jugadores y lo elevado de su sueldo no escapa al resto de GMs de la NBA, por lo que ambos carecen de un valor de cambio igual a 0. En realidad, la salida de estos jugadore sólo es posible "pagando" con otro de calidad contrastada, quizás Pierce, Walker o Davis. Es evidente que en el ánimo de Danny Ainge está el deseo de traspasar a estos jugadores, al menos a Mark Blount, pero no le va a resultar nada fácil. Si no lo consigue, sólo quedará intentar obtener lo mejor de ellos y esperar pacientemente que finalicen su contrato.
Lafrentz y Blount han presentado grandes contrastes en sus aportaciones en las dos últimas temporadas, tanto entre ellos como entre una y otra. Lafrentz fue la pieza principal del primer traspaso de Antoine Walker, quien junto a Tony Delk, aterrizó en Dallas a cambio de Raef, Jiri Welsh y una primera ronda de draft para 2005. Su propensión a las lesiones le tuvo fuera de juego casi toda la temporada anterior, mientras que en esta última ha presentado un nivel de rendimiento medio, que ha retrocedido aun más durante los playoffs, haciendo ciertamente injustificables los 10 millones que cobra anualmente. En el caso de Blount, la lesión de Lafrentz y el buyout de Vin Baker, así como la bisoñez de Perkins, le facilitaron la titularidad, donde tuvo un rendimiento excepcional respecto al resto de su carrera. Ese alto rendimiento, sin suponer un gran dominio bajo los palos, pero eficaz en la anotación y en el rebote, le permitió acceder a un contrato de seis años con Boston, que en el proximo año se situará alrededor de los 6 millones. Sin embargo, su escasa adaptación al nuevo modelo de juego, su escasa actitud y su calidad realidad le han hecho perder peso específico durante la última temporada, hasta el punto que prácticamente no disputó minutos durante los playoffs. Esa evolución ha causado una fuerte indignación entre los aficionados bostonianos y un gran deseo de que abandone el barco.
Sin embargo, la salida de estos jugadores presenta dos problemas serios. El primero, que no se dispone de otro jugador que asegure un rendimiento aceptable en esa posición: Perkins no ha progresado significativamente durante los dos últimos años y Al Jefferson no es el jugador adecuador para jugar en la posición de center. El segundo es que el bajo rendimiento de estos jugadores y lo elevado de su sueldo no escapa al resto de GMs de la NBA, por lo que ambos carecen de un valor de cambio igual a 0. En realidad, la salida de estos jugadore sólo es posible "pagando" con otro de calidad contrastada, quizás Pierce, Walker o Davis. Es evidente que en el ánimo de Danny Ainge está el deseo de traspasar a estos jugadores, al menos a Mark Blount, pero no le va a resultar nada fácil. Si no lo consigue, sólo quedará intentar obtener lo mejor de ellos y esperar pacientemente que finalicen su contrato.
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