Boston ha sido eliminado de los playoffs, en una de las mayores humillaciones sufridas por este equipo. La victoria de Indiana, 97-70, supone la primera vez que un equipo endosa tres victorias seguidas en casa a los Celtics durante unos playoffs y la mayor de esta eliminatoria. Lo que debió ser un ejercicio de orgullo y de autorrespeto, se convirtio en puro ridículo, en un desastre sin paliativo, con muchas responsabilidades en el mismo.
El partido de ayer transcurrió por unos parámetros bastante sencillos de explicar. Los dos equipo puntuaron muy poco hasta el quinto minuto del tercer cuarto, en que los Pacers iniciaron la gran escapada. El primer cuarto se caracterizo por muchos ataques fallados de Boston y una eficacia moderada en el lanzamiento por parte de Indiana, que permitió una igualdad, que se empezó a deshacer hacia el final del segundo cuarto. Ya en el tercero, Pierce y Walker chocaban una y otra vez contra la defensa de Indiana, momento en que surgió la última oportunidad de remontar el partido. Perdiendo de cinco, Boston decidió pasar el balón a Delonte West, quien endosó dos puntos. En el siguiente ataque, Indiana perdió el balon, el balon fue nuevamente a West y la volvió a meter. El siguiente ataque siguió el mismo patrón, pero esta vez falló, y ya no volvio a ver el balón. Poco después sería cambiado y allí se acabaron los Celtics, que vivirían una verdadera pesadilla a partir de ese momento, completada al final por algunos empujones, con Perkins de protagonista.
En cuanto a responsabilidades, la primera procede de los jugadores y viene encabezada por Paul Pierce. El jugador que ya creó dificultades innecesarias a Boston, tras ser expulsado por doble falta técnica, desapareció del partido en la segunda mitad, cuando el partido empezó a decantarse a favor de Indiana. De sus 19 puntos, 14 fueron en la primera mitad. Queda ya para siempre en entredicho su calificación de estrella y demostrada la imposibilidad de que esta plantilla haga algo con él de principal referente.
El otro jugador que sale discutido es Walker. A pesar de ponerle mucho más coraje que Pierce, demostró sus limitaciones y se excedió en sus 1 contra 3 frente a los férreos hombres interiores de Indiana. Es evidente que ya no es el Walker de la era Pitino y O'Brien y es difícil encontrarle un papel en el Boston del futuro.
El cuerpo técnico también se mostró incapaz de responder al acoso de Indiana, en particular desde la línea de tres. Los jugadores de Boston salían corriendo y llegaban tarde a todos los lanzamientos de Jackson (gran partido de Steve), Johnson y Jones, quienes destrozaron paulatinamente a Boston con el tiro exterior. Dado que las limitaciones del staff se han puesto en evidencia durante toda la serie, se muestra necesario tomar las medidas adecuadas.
Finalmente, Danny Ainge deberá afrontar sus responsabilidades por haber comprometido el futuro salarial del equipo, con los contratos de dos jugadores que resultan del todo inútiles al futuro de la plantilla y cuyos contratos tardarán años en expirar: Lafrentz y Blount. Lafrentz estuvo horrible en el séptimo partido y en cuanto a Blount, hace varios partidos que no se cuenta con él, por lo que ni siquiera juega. Estos jugadores, no sólo no resuelven ningún problema interior a Boston, sino que crean rgaves problemas salariales, en una plantilla muy necesitada de flexibilidad.
Va a ser un verano complicado para los Celtics, pues la experiencia de este playoff pone en evidencia la necesidad de realizar grandes intervenciones sobre este equipo. Nuevamente el título aparece como algo quimérico, nuevamente parece que se abre una travesía por el desierto. Son muchos años ya así.
El partido de ayer transcurrió por unos parámetros bastante sencillos de explicar. Los dos equipo puntuaron muy poco hasta el quinto minuto del tercer cuarto, en que los Pacers iniciaron la gran escapada. El primer cuarto se caracterizo por muchos ataques fallados de Boston y una eficacia moderada en el lanzamiento por parte de Indiana, que permitió una igualdad, que se empezó a deshacer hacia el final del segundo cuarto. Ya en el tercero, Pierce y Walker chocaban una y otra vez contra la defensa de Indiana, momento en que surgió la última oportunidad de remontar el partido. Perdiendo de cinco, Boston decidió pasar el balón a Delonte West, quien endosó dos puntos. En el siguiente ataque, Indiana perdió el balon, el balon fue nuevamente a West y la volvió a meter. El siguiente ataque siguió el mismo patrón, pero esta vez falló, y ya no volvio a ver el balón. Poco después sería cambiado y allí se acabaron los Celtics, que vivirían una verdadera pesadilla a partir de ese momento, completada al final por algunos empujones, con Perkins de protagonista.
En cuanto a responsabilidades, la primera procede de los jugadores y viene encabezada por Paul Pierce. El jugador que ya creó dificultades innecesarias a Boston, tras ser expulsado por doble falta técnica, desapareció del partido en la segunda mitad, cuando el partido empezó a decantarse a favor de Indiana. De sus 19 puntos, 14 fueron en la primera mitad. Queda ya para siempre en entredicho su calificación de estrella y demostrada la imposibilidad de que esta plantilla haga algo con él de principal referente.
El otro jugador que sale discutido es Walker. A pesar de ponerle mucho más coraje que Pierce, demostró sus limitaciones y se excedió en sus 1 contra 3 frente a los férreos hombres interiores de Indiana. Es evidente que ya no es el Walker de la era Pitino y O'Brien y es difícil encontrarle un papel en el Boston del futuro.
El cuerpo técnico también se mostró incapaz de responder al acoso de Indiana, en particular desde la línea de tres. Los jugadores de Boston salían corriendo y llegaban tarde a todos los lanzamientos de Jackson (gran partido de Steve), Johnson y Jones, quienes destrozaron paulatinamente a Boston con el tiro exterior. Dado que las limitaciones del staff se han puesto en evidencia durante toda la serie, se muestra necesario tomar las medidas adecuadas.
Finalmente, Danny Ainge deberá afrontar sus responsabilidades por haber comprometido el futuro salarial del equipo, con los contratos de dos jugadores que resultan del todo inútiles al futuro de la plantilla y cuyos contratos tardarán años en expirar: Lafrentz y Blount. Lafrentz estuvo horrible en el séptimo partido y en cuanto a Blount, hace varios partidos que no se cuenta con él, por lo que ni siquiera juega. Estos jugadores, no sólo no resuelven ningún problema interior a Boston, sino que crean rgaves problemas salariales, en una plantilla muy necesitada de flexibilidad.
Va a ser un verano complicado para los Celtics, pues la experiencia de este playoff pone en evidencia la necesidad de realizar grandes intervenciones sobre este equipo. Nuevamente el título aparece como algo quimérico, nuevamente parece que se abre una travesía por el desierto. Son muchos años ya así.
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