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Analisis estivales de los equipos NBA

El periodo de inactividad es sin lugar a dudas muy largo en el baloncesto profesional estadounidense. Es evidente que la intensidad de la temporada recomienda largos descansos, pero considerando que luego más de uno vuelve bastante pasado de peso, no estaría de más reducirlo un poco.

En cualquier caso, las mayores víctimas de este fenómeno son los medios, pues pasan buena parte del mismo carentes de discurso con el que llenar sus páginas baloncestísticas. ¿Qué decir de los equipos cuando apenas nada sucede? Poco se puede decir. Hay que focalizar mucha atención en los pequeños hitos que acompañan al verano: el Draft, las ligas y, finalmente, el training camp. Aunque honestamente, casi ninguno de esos eventos muestra nada de cual va a ser el devenir de los equipos durante la temporada. Aun así, el sistema de adicción no lo soporta y la ansiedad de los fans hace ineludible en conocer todos los detalles de eventos tan nimios.

Con todo, por mucho esfuerzo que se consuma, existen largos periodos de desinflamiento informativo. El primero es durante los playoffs: a pesar del interés por conocer el campeón, el resto de equipos, una vez que han sido eliminados, se van de vacaciones y las noticias desaparecen. Sólo una parte del universo NBA sigue vivo en este periodo, la parte que todavía compite, aunque con enorme soledad a partir de las finales de conferencia. El segundo y mayor agujero es el mes de agosto, cuando el decaimiento es máximo, una vez superados drafts y ligas, y quedando dos meses todavía para los trainings camps. ¿Qué contar, pues, en esos momentos? Una solución habitual es el análisis general: presente y futuro de los equipos. Toda esta larga explicación me conduce así a presentar la última novedad del género en el mundo celta, el artículo de Jackie McMullan, una de las voces más sensatas de la prensa escrita estadounidense afín. Aquí está el enlace: disfrutadlo

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