El céltico se pone día sí, día también en la piel de Danny Ainge para meditar sobre el futuro de la franquicia y reflexiona sobre los movimientos que deberían hacerse y las decisiones que deberían tomarse. No es nada peculiar, sólo la herencia de aficionarse a un equipo por proximidad geográfica o porque fue de los primeros que se vieron en televisiones hispanas ganar algún título. El caso es que el seguidor tiende al desasosiego, veinte años sin ganar nada es mucho tiempo, a pesar de que el ejemplo de los Red Sox nos indica que varias generaciones pueden no ver ganar nunca a su equipo profesional estadounidense.
Plantilla en mano, el aficionado descubre una composición peculiar, en la que los jugadores de primer, segundo y tercer año forman el grueso de la misma, acompañados por algún veterano irrecuperable, un lider virtual y un jugador ejemplar. Una plantilla que en ningún caso puede pensar que está a punto de ganar nada pero que sus responsables deben dirigir hacia el objetivo del título. ¿Y cómo se logra eso? Precisamente ese el tema del debate.
No hace falta entrar en demasiadas explicacioens de cuáles son los dos enfoques posibles. Por un lado, aquellos que consideran que los jóvenes válidos deben ganar minutos en el equipo y tener tiempo de desarrollarse, y por el otro, aquellos que ven en ellos poco más que monedas de cambio. ¿Por qué nos decantamos por aqui?
TRASPASO. Sin duda.
Es cierto que Boston cuenta con una serie de jugadores que vale la pena proteger o conservar hasta que maduren y adquieran algún posible rango de estrella, pero no son muchos. Si citamos a Gerald Green, habremos llegado al final de la lista. El resto son jugadores de equipo, que se desarrollarán más o menos, pero que nunca pasarán de ahí, aunque unos acaben aportando mas que otros. El valor, pues, no es la calidad individual, sinó el número de jugadores medios acumulados: picks medios generan calidades medias, no hay secreto en ello, y el único talento buscador es que realmente sean medias y que de propina venga algo más grande. Así, a lo sumo, sólo uno o dos pueden elevarse por encima de los demás, marcando grandes diferencias.
Así las cosas, ¿a quién le interesa un equipo convertido en cantera sine die? A Boston seguro que no, pero tampoco al resto de franquicias. Sólo interesan valores de cambio y recibir por ellos los jugadores que necesite. En general, se puede decir que el proceso de Draft de los últimos cuatro años ha servido para ello y pueden darse por buenos esos años si ya se tiene la materia prima para entrar en el juego con fuerza. Pero los porcentajes no deben confundirse: con los jóvenes, las inversiones han de ser 30% desarrollo y 70% traspasos. Lo contrario no dará beneficios. En cambio, hay suficientes equipos en la NBA dispuestos a traspasar talento contrastado por jóvenes prometedores. Pues adelante.
Plantilla en mano, el aficionado descubre una composición peculiar, en la que los jugadores de primer, segundo y tercer año forman el grueso de la misma, acompañados por algún veterano irrecuperable, un lider virtual y un jugador ejemplar. Una plantilla que en ningún caso puede pensar que está a punto de ganar nada pero que sus responsables deben dirigir hacia el objetivo del título. ¿Y cómo se logra eso? Precisamente ese el tema del debate.
No hace falta entrar en demasiadas explicacioens de cuáles son los dos enfoques posibles. Por un lado, aquellos que consideran que los jóvenes válidos deben ganar minutos en el equipo y tener tiempo de desarrollarse, y por el otro, aquellos que ven en ellos poco más que monedas de cambio. ¿Por qué nos decantamos por aqui?
TRASPASO. Sin duda.
Es cierto que Boston cuenta con una serie de jugadores que vale la pena proteger o conservar hasta que maduren y adquieran algún posible rango de estrella, pero no son muchos. Si citamos a Gerald Green, habremos llegado al final de la lista. El resto son jugadores de equipo, que se desarrollarán más o menos, pero que nunca pasarán de ahí, aunque unos acaben aportando mas que otros. El valor, pues, no es la calidad individual, sinó el número de jugadores medios acumulados: picks medios generan calidades medias, no hay secreto en ello, y el único talento buscador es que realmente sean medias y que de propina venga algo más grande. Así, a lo sumo, sólo uno o dos pueden elevarse por encima de los demás, marcando grandes diferencias.
Así las cosas, ¿a quién le interesa un equipo convertido en cantera sine die? A Boston seguro que no, pero tampoco al resto de franquicias. Sólo interesan valores de cambio y recibir por ellos los jugadores que necesite. En general, se puede decir que el proceso de Draft de los últimos cuatro años ha servido para ello y pueden darse por buenos esos años si ya se tiene la materia prima para entrar en el juego con fuerza. Pero los porcentajes no deben confundirse: con los jóvenes, las inversiones han de ser 30% desarrollo y 70% traspasos. Lo contrario no dará beneficios. En cambio, hay suficientes equipos en la NBA dispuestos a traspasar talento contrastado por jóvenes prometedores. Pues adelante.
Comentarios
¿Que crees que hará Ainge?
Por lo demas, yo personalmente tambien buscaria un refuerzo interior: incluso Gooden me bastaria. Ahora bien, el equipo sera meojr si esta Iverson que si no lo esta.
Si no recuerdo mal, el último anillo se consiguió en la temporada 85-86, hace ya demasiado tiempo para un equipo como los Celtics.
Para ganar algún título necesitamos un par de jugadores de primer nivel; pero sobre todo un gran jugador interior, del estilo de Duncan, O'Neal, Wallace, (Gooden creo que es más de lo mismo).
Creo que con Iverson ganaremos algún partido más, pero del título nada de nada.
Un saludo,
Saludos
En cuanto a Allen, posiblemente este verano hayan novedades. Se encuentra en instrucción judicial a causa de un altercado con dispa