Tras la noche pasada, se respira más alegría en Boston. La victoria sobre Miami por 101-99, además de aumentar el optimismo hacia la capacidad competitiva de este equipo, casi asegura la consecución del título de la División Atlántica, algo que no sucede desde hace trece años. En unas pocas jornadas, Boston ha conseguido recuperar el crédito perdido a causa de su irregularidad, poniéndose en manos una vez más de sus referentes habituales: Paul Pierce y Antoine Walker. A esta victoria, como a las anteriores sobre Bucks y Sixers, también han contribuido significativamente las aportaciones de Davis y un Al Jefferson que ante los Heat ha logrado su record de carrera, al anotar 19 puntos.
Vencer a Miami el día del regreso de Shaquille O'Neal devuelve la confianza hacia el equipo porque pone en evidencia que va a mostrar competitividad en las series de playoff. Sin embargo, lo lejos que llegue va a depender fundamentalmente de dos factores: el aprovechamiento máximo de la profundidad del banquillo y el aumento del rendimiento de sus dos pivots. En el primer aspecto, se hace imprescindible contar con todos: desde Pierce hasta Perkins, pasando por West, Allen, Banks y el resto de la plantilla, todos han demostrado que en determinados momentos su contribución es decisiva para darle la vuelta a un partido. Es imprescindible pues que Rivers sitúe a los hombres adecuados en pista, sin prescindir de ninguno. Respecto a lo segundo, es difícil analizar el rendimiento de Lafrentz y Blount y considerar que se dispone de centers adecuados para disputar los playoffs. No se percibe en ellos el rendimiento necesario y eso es algo que resulta preocupante, dada la dureza de los jugadores interiores que tendrá que afrontar Boston.
Confío en que Boston supere sin problemas la primera ronda, dados sus rivales probables, pero el playoff es mucho más largo y los retos pasan por superar a los grandes rivales de la conferencia. Y ello es necesario para llegar por fin, tras tantos años, a una final. Mientras estemos vivos, no renunciemos a nada y luchemos por conseguirlo.
Vencer a Miami el día del regreso de Shaquille O'Neal devuelve la confianza hacia el equipo porque pone en evidencia que va a mostrar competitividad en las series de playoff. Sin embargo, lo lejos que llegue va a depender fundamentalmente de dos factores: el aprovechamiento máximo de la profundidad del banquillo y el aumento del rendimiento de sus dos pivots. En el primer aspecto, se hace imprescindible contar con todos: desde Pierce hasta Perkins, pasando por West, Allen, Banks y el resto de la plantilla, todos han demostrado que en determinados momentos su contribución es decisiva para darle la vuelta a un partido. Es imprescindible pues que Rivers sitúe a los hombres adecuados en pista, sin prescindir de ninguno. Respecto a lo segundo, es difícil analizar el rendimiento de Lafrentz y Blount y considerar que se dispone de centers adecuados para disputar los playoffs. No se percibe en ellos el rendimiento necesario y eso es algo que resulta preocupante, dada la dureza de los jugadores interiores que tendrá que afrontar Boston.
Confío en que Boston supere sin problemas la primera ronda, dados sus rivales probables, pero el playoff es mucho más largo y los retos pasan por superar a los grandes rivales de la conferencia. Y ello es necesario para llegar por fin, tras tantos años, a una final. Mientras estemos vivos, no renunciemos a nada y luchemos por conseguirlo.
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